lunes, 7 de marzo de 2016

Quédate


No dejes, pues, sin destilar tu savia,
que la mano invernal tu estío borre:
aroma un frasco y antes que se esfume
enriquece un lugar con tu belleza.

No ha de ser una usura prohibida
la que alegra a quien paga de buen grado;
y tú debes dar vida a otro tú mismo,
feliz diez veces, si son diez por uno.

Más que ahora feliz fueras diez veces,
si diez veces, diez hijos te copiaran:
¿qué podría la muerte, si al partir

en tu posteridad siguieras vivo?
No te obstines, que es mucha tu hermosura
para darla a la muerte y los gusanos.


En este soneto de William Shakespeare, perteneciente a sus famosas rimas amorosas, trata el tema de la belleza.

La trata de un modo peculiar, ya que es muy sutil a lo largo de todo el poema, y culmina con el quid de la cuestión, el fuerte amor que tiene Shakespeare hacia su amada, ya que le dice "mucha es tu hermosura para darla a la muerte y los gusanos" lo que cual expresa que su belleza no debe ser desfigurada, debe ser un rostro tan perfecto, con unos rasgos excesivamente bonitos, para desear que esa belleza sea eterna, y que nunca llegue a ser pasto de las garras de Hades.

Este poema lo relaciono con el tópico literario del Amor Bonus, ya que, sin más, está haciendo referencia a su amor en general, y está deseando que su vida sea duradera, para así poder vivirla junto a su amor.

Os dejo, como siempre el enlace a el artículo en sí del autor por si queréis averiguar algo más acerca de él o sobre mi opinión personal:



A pesar de no estar relacionado con el poema, a simple vista, el sol guarda cierta relación con este tema, ya que, el sol cumple su función, y siempre está en constante funcionamiento, dándonos lo que necesitamos. En cierto modo, nosotros le pedimos al sol que se quede ahí, con nosotros, y que nunca se marche, para dar paso a una profunda oscuridad. 

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