No dejes, pues, sin destilar tu savia,
que la mano invernal tu estío borre:
aroma un frasco y antes que se esfume
enriquece un lugar con tu belleza.
No ha de ser una usura prohibida
la que alegra a quien paga de buen grado;
y tú debes dar vida a otro tú mismo,
feliz diez veces, si son diez por uno.
Más que ahora feliz fueras diez veces,
si diez veces, diez hijos te copiaran:
¿qué podría la muerte, si al partir
en tu posteridad siguieras vivo?
No te obstines, que es mucha tu hermosura
para darla a la muerte y los gusanos.
En este soneto de William Shakespeare, perteneciente a sus famosas rimas amorosas, trata el tema de la belleza.

Este poema lo relaciono con el tópico literario del Amor Bonus, ya que, sin más, está haciendo referencia a su amor en general, y está deseando que su vida sea duradera, para así poder vivirla junto a su amor.
Os dejo, como siempre el enlace a el artículo en sí del autor por si queréis averiguar algo más acerca de él o sobre mi opinión personal:
A pesar de no estar relacionado con el poema, a simple vista, el sol guarda cierta relación con este tema, ya que, el sol cumple su función, y siempre está en constante funcionamiento, dándonos lo que necesitamos. En cierto modo, nosotros le pedimos al sol que se quede ahí, con nosotros, y que nunca se marche, para dar paso a una profunda oscuridad.
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